martes, 30 de mayo de 2017

Canelones Caseritos de Punta a Punta

 Hoy les traigo un plato irresistible: ¡Canelones! ¡Y caseritos de punta a punta! ¡Qué delicia para los sentidos! 


Es un plato que no es imposible de elaborar, pero que sí lleva tiempo y esfuerzo si es que queremos hacerlo con todas las de la ley. Yo los preparo en dos tandas y con la ayuda de la abuela Norma Gioconda. Siempre es más fácil y más divertido cuando cocinamos en familia. Nos dividimos las tareas y arrancamos.



















El Relleno:
El relleno que preparé esta vez (ya que me gusta variar) lleva por un lado, acelga. Simplemente le doy un hervor muy cortito con algo de sal y la dejo escurrir. Por otro lado, coloco en una asadera: cebollas, zanahorias, morrón y varios dientes de ajo. Condimento con sal, pimienta, un poco de azúcar, hierbas aromáticas, pimentón ahumado y un buen chorro de aceite de oliva. Tapo la asadera con papel de aluminio y al horno hasta que esté todo tierno. Cuando tengo todos los ingredientes a temperatura ambiente, los coloco en la procesadora, ajusto la sazón, agrego un huevo y una latita de paté de foi o de paté de champignons. Enciendo la máquina y, en instantes, el relleno ya está listo.








Las Crepes:

Las crepes son obra de la abuela. Un lujo: receta del "Cordon Bleu". Nada que acotar: salen... mmm... imperdibles... La mezcla lleva 150 grs de harina, una pizca de sal fina, 3 huevos enteros, que se baten a medida que se le va agregando leche, hasta formar una pasta consistente sin ser espesa. Luego, se añade 1 cda de manteca derretida. Se deja reposar la mezcla en la heladera. Si se torna demasiado espesa, se le puede agregar más leche. Más tarde, a la panquequera.

Las Salsas:
Salsa de tomate y salsa blanca, of course.
La salsa de tomate lleva cebolla, ajo y morrón rehogados en aceite. Luego agrego tomate triturado y un chorro de vino tinto. ¿Los condimentos?  Para este plato uso sal, pimienta negra recién molida, azúcar, pimentón dulce, una pizca de ají molido, orégano y tomillo.
Para la salsa blanca, derrito un poco de manteca en una cacerolita, agrego maicena y, cuando espesa, comienzo a agregar leche tibia de a poquito mientras revuelvo enérgicamente con batidor manual. Cuando toma la consistencia adecuada, la condimento con sal, pimienta, nuez moscada y queso rallado.

A la Fuente:
A la hora de ensamblar, prendemos el horno antes para que esté bien calentito. Llevamos la fuente primero al horno y una vez que tomó temperatura, lo llevamos a la parte de abajo para gratinar. No se olviden del queso rallado por encima para que dore más bonito.




¿Qué les puedo decir que ya no se hayan imaginado? Una receta más de la Bella Italia, agiornada a la Argentina. Hecha en familia. Hecha con productos de estación. Hecha con mucho amor.

¡Tutti a la tavola! ¡A mangiare!

¡Chi vediamo pronto!





















lunes, 22 de mayo de 2017

Un Bello Objeto. Un lugar Especial.

La vajilla y los utensilio embellecen y enaltecen nuestras preparaciones, sin duda alguna. En casa tengo varios tesoros que adoro y que engalanan mis comidas. Ya les conté acerca del pimentero genovés de mis bisabuelos en "Recuerdos de Mucho Tiempo Atrás". Si de herencia familiar se trata, debo decir que los objetos de cocina que más aprecio son justamente aquellos con historia.

Aunque, existen también ciertos objetos que me remontan a lugares que amo. Ciertos objetos que tienen el poder de transportarme a lugares, momentos, experiencias vividas que, tal vez, añoro.

Lo interesante de estos objetos es que, además de su belleza y su poder, no tienen más valor que el sentimental. Son sólo únicos y especiales para mí y para nadie más. Podría decir que, a su manera, forman parte de mi intimidad. Tienen secretos que solo a mí pueden contarme o recordarme. Como mi pimentero genovés. Yo le pregunto y le pregunto, pero él guarda todos sus secretos. Sólo él sabe de mares y barcos y lujos de otro siglo.

Hoy comparto algunos tesoritos de esos que me transportan a vacaciones felices, en sitios especiales para el cuerpo y el alma. Me conmueven por su belleza. Me devuelven el helado blanco de la nieve en la nariz. Me cantan el arrullo apacible del arroyo. Me acercan al susurro furioso del mar.

¡Qué estupenda manera de volar!

 Aquí estoy tomando un tecito exótico y probando la mejor torta de peras ever, en un bosque tan pero tan frondoso que casi no deja pasar la luz. Pura magia... eso supo ser Viejos Tiempos... en los comienzos de Mar de las Pampas.

Aquí estoy, bajando a la base del Catedral con la nieve en la nariz, encapuchada, buscando el calorcito de un nuevo mate especial... en Bariloche.

Aquí estoy camino a Lalka, casa de cerámica artesanal en Villa Ventana. Recorro con pausa la calle Las Piedras a la vera del arroyo de murmullos serranos. Él me cuenta sus secretos... y yo los guardo...

Aquí, al atardecer, en un vagoncito abarrotado de Bártulos, todos bonitos... y de fondo escucho ese mar... siempre el mar... en Costa del Este.

Aquí, con mi Justi, disfrutando de nuestros goodies predilectos...

Aquí estoy... en casa...

¿A dónde elijo transportarme hoy?

Hoy cociné, pero otro día les cuento. Hoy simplemente recuerdo🌞