lunes, 20 de junio de 2016

¿Afuera o en Casa?

Si uno disfruta mucho de cocinar, sabe elegir los ingredientes para un buen plato y se da maña para generar un ambiente acogedor alrededor de una mesa bien puesta... antes que salir a comer afuera, a veces es mejor quedarse en casa.

El tema es, claro, quién lava los platos... si hay lavavajillas, mucho mejor, ya que lo más engorroso se resuelve sin discusión.

Lo que favorece también al hecho de cocinar y comer en casa, es el de darse un gusto especial con algún alimento sofisticado, de esos que no comemos todos los días. Otra de las ventajas, es que lo degustaremos en su punto justo, que será, nada menos, que el que a nosotros nos guste.

Esta noche, no nos privamos de nada, y sin embargo, comimos en casa. En una noche de clima desapacible, no nos resulto imprescindible salir para deleitarnos con sabores de ensueño, sino que elegimos prepararlos y servirlos con toda la pompa, pero aquí, en el calorcito del hogar.

La entrada: langostinos en una salsa de pimentón, ajos y aceite de oliva... manjar indescriptible.


Plato Principal: salmón rosado a manteca de pimientas con alcaparras... en su punto justo.

Acompañamiento: espinacas a la crema.


Bebida: vino blanco espumante.

El Postre: a elección. Mousse de chocolate con naranjas confitadas (hechas en casa) y nueces. O castañas en almíbar con helado de crema americana, pero esta vez con un twist: una medida de brandy para darle brillo y fuego a un postre frío.



The nightcap: una copita de poderoso liquore Strega, y nueces pecanas (las que también usamos para el postre) que recolectamos de paseo por Fátima.



No hay restaurant que pueda reproducir las delicias que preparó Pablo anoche... o tal vez alguno pueda, pero les prometo: comer en casa, bien puede brindar el placer y  la satisfacción que ningún otro sitio jamás podrá.

Enjoy your life.

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