miércoles, 8 de junio de 2016

De Olivos, Castaños y Eucaliptos

Tal y como lo expresé en Natura Espontánea, me resulta muy placentero andar por la naturaleza y tomar, responsablemente, los regalos que me ofrece. En este caso, nada menos que en mi zona de residencia, tengo algunos productos que me brinda en otoño y que apreciamos ámpliamente.

Muy cerquita de casa hay un frondoso olivo, y cada fin de otoño, nos acercamos a él en busca de las aceitunas que vemos crecer desde el verano. Las esperamos pacientemente hasta que toman un color violacio oscuro. Suele ser el momento del año en que salimos emponchados y, gracias al sol tíbio del mediodía, volvemos con los gorros y abrigos en las manos, ya entrados en calor por la caminata al aire libre. Nos gusta preparar las aceitunas en aceite (que luego usamos en ensaladas u otras preparaciones) o en salmuera. Como las aceitunas que recolectamos acá son un tanto amargas, la última versión es la que mejor les va. Luego de repetidas idas al árbol, tenemos suficiente para disfrutar todo el año.

Recién recolectadas
Para prepararlas en salmuera debemos remojarlas primero durante al menos 15 días, siempre renovando el agua.  Pasado este período, se prepara la salmuera: hervir sal en agua con laurel y albahaca (la proporción sería más o menos 70 gramos de sal gruesa por cada litro de agua). Una vez que se enfría, colar y cubrir las aceitunas en frascos previamente esterilizados. Dejar reposar durante 2 meses.
Este proceso admite, luego de finalizado, la incorporación de un aceite a elección a las aceitunas coladas. También podemos agregar condimentos tales como ají molido, orégano, pimentón o lo que más les guste. En la pizza, en ensalada o en una picadita quedan realmente muy ricas.



También muy cerca de casa, está el hípico que frecuentamos los fines de semana y allí hay castaños. Realmente, no lo había notado, ya que todavía no habíamos caminado esa zona del predio. La semana pasada tuvimos la fortuna de degustar helado con castañas en almíbar casero y el efecto fue absolutamente demoledor: DELICIOSO. Al descubrir las castañas en la tierra húmeda este Domingo en el hípico, no pude más que llenar mis bolsillos de morenos frutos que me devolvían, sin esperarlo, la posibilidad de saborear nuevamente ese postre inigualable. Debo reconocer, sin embargo, que dicha empresa no fue de lo más placentera, ya que incluyó alguna que otra pinchadura. De cualquier manera, estoy convencida de que bien valió la pena el esfuerzo. Ya las tengo en remojo y estoy más que dispuesta a intentar reproducir la dulzura de ese fruto en almíbar en mi propia casa.


Para prepararlas, debemos remojarlas por 24 horas para ablandar la cáscara. Luego, les realizamos un pequeño corte en la cáscara y las hervimos, (si se quiere, con un par de clavos de olor) para poder pelarlas completamente en agua fría. Preparamos un almíbar, el cual podemos perfumar con vainilla y allí cocinamos las castañas hasta que estén tiernas.




A la vera del camino que nos trae de vuelta a casa, hay una hilera interminable de eucaliptus medicinal. Esta extraordinaria planta de origen australiano es un verdadero don de la generosa naturaleza. Si ponemos a hervir sus hojas con un poco de agua y un buen puñado de sal gruesa, puedo asegurarles que se inunda la casa de aroma a bosque fresco y que en vahos puede ahuyentar al peor de los resfríos.

Las estaciones seguirán avanzando y con ellas nuevos frutos y tesoros nacerán para satisfacer a nuestras almas necesitadas de frescura espontánea y natural.


Que tengan una hermosa semana.  

1 comentario:

  1. Les cuento que preparé las castañas y quedaron exquisitas... un tip que aprendí es ponerle un toque de café al almíbar.

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