martes, 31 de mayo de 2016

Omelette en Casa

El omelette es de esas comidas que te salvan en casos de no saber qué hacer o cuando no hay mucho en la heladera. Es una preparación rápida y realmente exquisita. Lo interesante también es que se puede dar rienda suelta a la creatividad y, en cuestión de minutos, encontrarse saboreando un plato único e irrepetible, porque fue hecho con lo que había ese día en particular.

En casa, los prepara Pablo y le salen realmente deliciosos y muy originales. El domingo fue uno de esos what's-for-supper evenings. El resultado vale bien la pena compartirlo.

Ojalá les guste y los inspire. Para mi, un omelette es siempre bienvenido.

Degustamos dos omelettes muy distintos, que fueron hechos con un puñado de alimentos que teníamos en la alacena, heladera y freezer:

"Omelette de Quesos y Hongos Shitake" y "Omelette de Langostinos al Curry".

Para el de hongos se usaron:
3 huevos
hongos shitake disecados e hidratados en un poco de agua tibia
mozzarella
parmesano rallado
sal y pimienta (puede ser mezcla de pimientas, queda muy perfumado)


Para el de langostinos:
4 huevos
langostinos cocidos, pelados
1 diente de ajo picadito
sal y pimienta
curry
una pizca de garam masala


La sartén de teflón bien caliente, con manteca y aceite.

Se los recomiendo así, o con lo que tengan en casa. Darle lugar a la creatividad en la cocina trae grandes satisfacciones y sorpresas.

¡Buena semana!


domingo, 29 de mayo de 2016

Pasta Frola: Receta de Familia.

De una abuela italiana a nuestro país, de suegra a nuera, de madre a hija, y gracias a la generosidad de esta familia, llega a mi esta maravillosa receta. El viernes escribí acerca de los mejores scons, a mi gusto. (Los Ingleses, sin ningún tipo de modestia o prejuicio dirían -The best scons in the world!) . Hoy tengo la suerte de decir que tengo la receta de la mejor Pasta Frola, ever.

Mi amiga Sabri me abre las puertas de su cosy home en Capilla del Señor, pone la pava, y ahí nomás llega su mamá, Neli, quien me va a enseñar a preparar esta Pasta Frola, receta de familia. Mientras tanto, nuestras nenas se disponen a jugar a la cocinita con las masas...


El mate, la charla amena, el traspaso de saberes culinarios ya instintivos, el paisaje frío y lluvioso hacen de ésta, una tarde ideal.

La cocina se pone en marcha. Sigo atentamente el procedimiento y el ir y venir de las manos expertas de Neli. Todo parece muy fácil, pero claro, tiene sus secretitos... Y lo que más me gusta es que, como buena receta de familia, todo se hace a ojo...


Los ingredientes (siempre a ojo):
400 gs de dulce de batata y un poquito de agua
ó
400 gs de dulce de membrillo, un poquito de agua y un chorrito de vino tinto (primer secretito de Neli)
medio pan de manteca (o más o menos100 gs) a punto pomada
1 taza de azúcar
2 tazas de harina leudante
2 huevos (reservar un poquito para pintar)
abundante ralladura de limón (segundo secretito de Neli)
un chorrito de esencia de vainilla

Preparación:

Colocar el dulce a elección con el agua y/o el chorrito de vino y derretir ayudándonos con un tenedor. Este paso lleva realmente muy poco tiempo. Reservar.

Ahora, la masa:

En un recipiente, colocar la manteca, mezclar con una taza de azúcar, añadir la ralladura de limón y la vainilla. Añadir el primer huevo, sin batir previamente. Luego, incorporar las tazas de harina leudante, y finalmente el último huevo. Se fusionan todos los ingredientes para formar una masa lisa y agradablemente blanda al tacto. De ser necesario, agregar leche, si es que quedó muy dura o arenosa.  Reservar algo de masa para el enrejado.

Esta masa se coloca en un molde enmantecado y enharinado. Secretito número tres: no darle demasiado grosor a los bordes, ya que la masa crece al cocinarla y no quedará agradable. Tampoco se debe dar mucho grosor a la base. De esta manera, se logra un resultado armónico entre masa y dulce.


Se coloca el dulce elegido por encima y se decora con la masa restante. Esto va a horno medio durante 30', siempre dependiendo de cada horno.



La charla sigue... van y vienen las recetas, los consejos y los secretos al ritmo pausado, pero incesante del mate.... Mientras esperamos pacientemente que se enfríe la delicia, las nenas nos traen orgullosas sus propias preparaciones, coloridas y creativas...


A la hora de probar, el resultado es exquisito. La masa es suave, muy perfumada, no invade al dulce ni reseca la boca. Quienes la hayan probado, pueden dar fe. Los que no, no pierdan tiempo. Hoy es domingo y garúa. Este domingo pide una Pasta Frola, receta de familia... nada mejor.


¡Gracias Sabri y Neli!

Hasta la próxima.


viernes, 27 de mayo de 2016

English Scons on a Friday Afternoon

Friday! At last!

Hoy garuó todo el día y estuvo fresquito. Volvimos con Mamá de trabajar y mientras las nenas jugaban o dormían la siestita, se nos ocurrió hacer unos ricos scons. En realidad, debo confesar que son los únicos scons que me gustan... así que lo de rico está de más: son los mejores.


Receta que va de generación en generación. Ninguna sale mejor. Y en estos días me estoy dedicando a reivindicar esas recetas. Invito a quien me lea a revivir esos sabores únicos y familiares, y a comprometerse a no dejarlos sin herederos: hijos, sobrinos, nietos, ahijados o amigos muy queridos. Alguien tiene que heredar nuestras recetas de familia.

No hay nada más bello que recordar a través de los aromas y sabores. Hoy con mi mamá, volvimos a la cocina después de siglos y fue genial. Recién, hablando, me hizo acordar a que jugabamos a Petrona y Juanita mientras cocinabamos... ¿A ver si adivinan quién era quién? Ese secretito no lo voy a revelar... Complicidades y juegos en la cocina, una hermosa manera de crecer...

Vamos a lo importante. Los mejores scons, para mi, no son ni dulces ni duros. Son crispy por fuera y tiernos por dentro. Ah, y se comen calentitos. Van con manteca, queso cremoso, mermelada, miel... lo que uno quiera, y se hacen así:

Ingredientes (siempre a ojo):

3 tazas de harina
100 gs de manteca
leche

Preparación:

Se tamiza la harina. Se incorpora, a mano, la manteca trozada y sin derretir. Se agrega leche, para que tome consistencia más blanda y no arenosa. Se estira a mano en la mesada, pero la masa debe quedar alta, no finita. Se utiliza un cortante (nosotras usamos una copa de boca pequeña). A la placa y a horno medio por 20'. (Siempre depende de cada horno).

Insisto: servir recién sacaditos del horno.









Ojalá se tienten y entren a la cocina con algún ser querido a preparar aquellas recetas de familia que alimentan cuerpo y alma.

¡Buen fin de semana!

P.S: Aquí, algunas flores que decoran el otoño en mi jardín.






 

miércoles, 25 de mayo de 2016

Escuela de Olivos, Te Recordaré...

Esas mañanitas frías de Mayo. Baldosas rojas y patio colmado. Guantecitos blancos para los escoltas. Escarapela celeste y blanca en las solapas firmes de los blazers azul marino. Caritas oscuras de corcho quemado para las mazamorreras. Delantales para las vendedoras de pastelitos y empanaditas calientes que queman los dientes. Peinetón y mantilla para las damas. Sombrero de copa para los caballeros. El aguatero, el farolero... y los hombres de Mayo, bajo la garúa porteña. Un gran papel afiche dibujado con esmero hace de cabildo. Las caritas de los papás orgullosos otean agolpados en un sector del patio, para captar la frase sencilla de sus pequeños. El canto solemne a la patria naciente , dirigido por la distinguida Señora Conce, desemboca en una salida temprana del Olivos, pisoteando hojas resecas de los esbeltos plátanos que engalanan la vieja ochava rosada... Y en las manitos de cada niño, un pastelito o una empanadita caliente que quema lo dientes... 


Hoy, 25 de Mayo, los recuerdos imborrables de la escuela más entrañable que pudo existir...

Y en casa, lo celebramos con un buen puchero: rabo, osobuco, chorizo, morcilla, panceta, espinazo, choclo, papa, batata, repollo colorado, cebolla, puerro, perejil, zapallo, zanahoria, repollitos de bruselas... con todo... 


Solo me queda decir: 
¡Viva la patria!
¡Feliz 25!



lunes, 23 de mayo de 2016

Natura Espontánea


La naturaleza nos ofrece infinidad de productos maravillosos, pero en las grandes ciudades, por lo general, solo se encuentran en los mercados o en alguna maceta perdida en algún balcón... Al alejarnos un poco de las urbes, se nos presenta la posibilidad de ponernos en contacto con lo natural de manera espontánea. Si visitamos un establecimiento donde se cultivan o crían alimentos, por más que éste se encuentre en un medio natural, no constituye un ámbito espontáneo...

Hoy estoy en el bosque. Quienes viven aquí y quienes tenemos la fortuna de poder hospedarnos de cuando en cuando en él, tenemos la preciosa chance de disponer, responsablemente, de sus amables recursos. Para lograrlo debemos, necesariamente, conectarnos con el entorno y aprender a distinguir sus ciclos y señales.

Durante el otoño, justo después de las lluvias, el bosque de pinos nos ofrece sus tesoros dorados y enanos: ¡Funghi! Sí, hongos de pino. Alimento proteico y delicioso, generoso por sus cualidades para ser preservados disecados en nuestra alacena. Simplemente, hay que saber reconocerlos y recolectarlos, y si no se consumen frescos, dedicarles algo de tiempo para su conserva.


Así que, como anoche llovió copiosamente sobre nuestra cabaña en el bosque, hoy a la tarde emprendimos una larga y saludable caminata en busca de tesoros otoñales. Nos adentramos en el silencio y la quietud, salpicados por el cantar de los pájaros y el crujir de la pinocha con cada pisada. Las piñas grandes y abiertas que reposan desde su caída estival esperan nuestra llegada. Nos perdemos en el tiempo entre troncos pardos y pasajes ondulados. Vemos cruzar una liebre que, veloz, se confunde con el color del entorno. Más adelante, festejamos la aparición del primer hongo comestible de nuestro paseo.

Y así, nos dejamos llevar por el tiempo. Sin restricciones. Nada pactado. Nada ordenado. Pura espontaneidad. Sin quererlo, llegamos a la capilla del bosque y está abierta. Allí, agradecemos nuestra fusión con la naturaleza divina y, ahora sí, el mandamiento del hambre, fruto de nuestro andar, nos guía de vuelta a la cabaña.

Encendemos el fuego del hogar con la leña seca de ramas caídas y olvidadas. Mientras preparo los hongos para su secado, el mate está listo y el fuego chisporrotea. Ah... suspiro... Puro placer. Contemplación y descanso


Para quienes deseen recolectarlos, deben tener en cuenta su locación
(en un bosque de pinos), su color, y su base no debe ser  rayada, sino como una
esponja. Para disecar, se extrae su película superior, se troza y se deja secar en
papel absorbente en un lugar cálido o al sol.
Que disfruten de la semana y del tibio sol de Mayo.


miércoles, 11 de mayo de 2016

Hoy: Guiso de Bacalao

Desde mi ventana
   Sin lugar a dudas, el otoño resulta una estación insuperable: el follaje está encendido. Los tonos dorados fulgurantes me estremecen desde que abro mi ventana. Éste ánimo se prolonga mientras camino por mi barrio. Admiro con fruición el paisaje, porque sé que en pocos días ya será otro. La combinación de colores semejante a la del bronce brillante, el cobre centellante y la brasa ardiente, salpicados de los últimos destellos verdes, otra vez me hacen soñar con la cena otoñal que hemos de degustar.

Liquidambar

Paleta de colores otoñal

Liquidambar

Fresno

   Nuevamente, el sabor indiscutido del mar en nuestros paladares. El dorado de los garbanzos, la cebolla rehogada, la papa, la batata y el ajo; las anaranjadas rebanadas de zanahorias; el rojo fulgente del morrón y del tomate, serán el marco que abrazará un sabrosísimo bacalao. Así es: una noche de
otoño y un guiso de bacalao de la abuela Norma Gioconda.

Bacalao en agua para hidratarlo
   INTENSO. 
   Se nutren mis entrañas con  cada bocado de penetrante sabor a mar. A mar conservado para la ocasión deseada. A mar atrapado en la sal que lo envuelve y que lo protege hasta el momento de disolverse en nuestra olla, para luego pasar a través de nuestros labios. El aroma que estalla en la cocina es el aroma del mar abrigado de otoño. Un aroma de antaño, que se hace vivo y contemporáneo hoy, en nuestra mesa familiar de Lunes.  


   Para el anecdotario... Durante la segunda guerra mundial nuestro país vivió sus coletazos, a veces de manera explícita, otras veces no tanto.
   La abuela Norma Gioconda, autora de este sustancioso guiso, vivió en la ciudad de La Plata durante su tierna infancia en la época de la guerra. Según nos cuenta, al ser ésta una ciudad portuaria, en un país ligado a Italia, España y vinculado con Alemania, ciertos anocheceres apagaban totalmente a la cuidad ya que, al igual que en Europa, las luces artificiales no brillaban: se ensayaba el "blackout". 
   Nos cuenta que los automóviles, en dichas noches de blackout, circulaban con parches en forma de cruz en sus focos para aplacar la luz. Y cuando los apagones inesperados y abruptos se suscitaban, y mientras el almacén de Don Frigerio seguía abierto, Normita Gioconda de 5 años y sus amiguitos, corrían en la oscuridad hacia él a robar y comer a escondidas unos intensos y preciados bocados de bacalao de las valiosas piezas que Don Frigerio tenía exhibidas... 

¡A Comer!
  Puedo imaginar a Don Frigerio en mi mente... Puedo imaginar ese almacén, con sus jamones y bacalaos colgados, desplegando su aroma a Europa y a sal. Imposible no tentarse...

Have a great week.



miércoles, 4 de mayo de 2016

El Pan Nuestro de Cada Día

   Ofrecer alimento a nuestros hijos, a nuestros seres queridos o hasta a un extraño, es un gesto de amor. Prepararlo, hacerlo crecer en nuestro jardín, comprarlo: ofrecer alimento sano y noble no constituye un castigo frente a la oferta de comida rápida y menor, disfrazada de diversión que, claro, cuenta con la comodidad de lo conocido y de lo repetido.
  El proceso de realización de la comida, la selección de los ingredientes, la sazón que intentará realzar el plato, para luego complacer a quienes han de disfrutarlo... ese proceso lleva amor, cuidado, cariño, dedicación, tiempo. A su vez, agradecer ese plato que se nos presenta en la mesa (sencillo o elaborado), agradecer sus ingredientes y su preparación, también constituyen un enorme acto de amor.
   Es fundamental transmitir a nuestros hijos el valor de una comida. Es importante que puedan distinguir que no es lo mismo una comida rápida y "divertida" que un plato sano, colmado de color y energía para cuerpo y alma. La explosión de "diversión" se quema rápidamente y deja muy poco... La creación con esmero, en cambio, por brindar comida de manera completa, ofrece alimento valioso y perdurable.
   Aprender a comer variedad de texturas, nutrirse de aromas, colores y sabores resultan lecciones que nos abren la mente y el corazón de por vida. Este aprendizaje amplía la capacidad de comprender lo diferente; nos enseña a ejercer la confianza: la confianza en el otro, que me ofrece lo desconocido y yo decido tomarlo, comerlo, llevarlo a mi cuerpo, porque confío; nos enseña a ser agradecidos por semejante gesto; y nos invita a querer vivir la experiencia de DAR.


  •  Mi amiga Sol, hace pan con semillas cuando la visito.
  • Su mamá, Marta, despliega lo que sea que tenga en su cocina con solo pasar y llamar a su puerta.
  • Dear Bunny cocinaba su irrepetible rolly-polly para los afternoon teas with the girls.
  • La tía Ce hace las tortas más bellamente decoradas que he visto para todos los cumpleaños familiares.
  • La abuela Lela cocina exquisitas lasagnas, entre otras delicias.
  • Mamá me hace la pascualina que me gusta.
  • Mi papá pescaba en el mar, durante la noche, las covinas que compartiríamos al mediodía.
  • Finella cubría mesas y mesadas con pasta hecha, durante horas, con sus manos italianas.
  • Granny hacía honey biscuits y tortas especiadas.
  • Mi Pablo arma comidas gourmet de la nada en un día de semana.
  • Mariana hace sushi con precisión para agasajar a sus amigos más queridos.
  • Fabi arma hors d'oeuvre y llena la casa de flores para vestir las celebraciones.
  • Caro prepara los postres más deliciosos para sus cumpleaños.
  • Puppe tiene su cocina a todo vapor todos los días.
  • Mi amigo Pablo amasa pizzas para todos en una noche de invierno cualquiera.
  • Coco y Mari ofrecen delicados goodies de otros hemisferios. 
  • Denise trae budín de bananas para el recreo del colegio.
  • Mis alumnos traen facturas y mate para endulzar las clases.
  • El tío Pepe tiene la parrilla lista, siempre, para cuantos quieran sentarse a su generosa mesa. 
Y así, la lista sigue...
                              y sigue...
                                         y sigue...
                                     
                                            Dear God, give us this day our daily bread.
                                                                       Amen.