miércoles, 4 de mayo de 2016

El Pan Nuestro de Cada Día

   Ofrecer alimento a nuestros hijos, a nuestros seres queridos o hasta a un extraño, es un gesto de amor. Prepararlo, hacerlo crecer en nuestro jardín, comprarlo: ofrecer alimento sano y noble no constituye un castigo frente a la oferta de comida rápida y menor, disfrazada de diversión que, claro, cuenta con la comodidad de lo conocido y de lo repetido.
  El proceso de realización de la comida, la selección de los ingredientes, la sazón que intentará realzar el plato, para luego complacer a quienes han de disfrutarlo... ese proceso lleva amor, cuidado, cariño, dedicación, tiempo. A su vez, agradecer ese plato que se nos presenta en la mesa (sencillo o elaborado), agradecer sus ingredientes y su preparación, también constituyen un enorme acto de amor.
   Es fundamental transmitir a nuestros hijos el valor de una comida. Es importante que puedan distinguir que no es lo mismo una comida rápida y "divertida" que un plato sano, colmado de color y energía para cuerpo y alma. La explosión de "diversión" se quema rápidamente y deja muy poco... La creación con esmero, en cambio, por brindar comida de manera completa, ofrece alimento valioso y perdurable.
   Aprender a comer variedad de texturas, nutrirse de aromas, colores y sabores resultan lecciones que nos abren la mente y el corazón de por vida. Este aprendizaje amplía la capacidad de comprender lo diferente; nos enseña a ejercer la confianza: la confianza en el otro, que me ofrece lo desconocido y yo decido tomarlo, comerlo, llevarlo a mi cuerpo, porque confío; nos enseña a ser agradecidos por semejante gesto; y nos invita a querer vivir la experiencia de DAR.


  •  Mi amiga Sol, hace pan con semillas cuando la visito.
  • Su mamá, Marta, despliega lo que sea que tenga en su cocina con solo pasar y llamar a su puerta.
  • Dear Bunny cocinaba su irrepetible rolly-polly para los afternoon teas with the girls.
  • La tía Ce hace las tortas más bellamente decoradas que he visto para todos los cumpleaños familiares.
  • La abuela Lela cocina exquisitas lasagnas, entre otras delicias.
  • Mamá me hace la pascualina que me gusta.
  • Mi papá pescaba en el mar, durante la noche, las covinas que compartiríamos al mediodía.
  • Finella cubría mesas y mesadas con pasta hecha, durante horas, con sus manos italianas.
  • Granny hacía honey biscuits y tortas especiadas.
  • Mi Pablo arma comidas gourmet de la nada en un día de semana.
  • Mariana hace sushi con precisión para agasajar a sus amigos más queridos.
  • Fabi arma hors d'oeuvre y llena la casa de flores para vestir las celebraciones.
  • Caro prepara los postres más deliciosos para sus cumpleaños.
  • Puppe tiene su cocina a todo vapor todos los días.
  • Mi amigo Pablo amasa pizzas para todos en una noche de invierno cualquiera.
  • Coco y Mari ofrecen delicados goodies de otros hemisferios. 
  • Denise trae budín de bananas para el recreo del colegio.
  • Mis alumnos traen facturas y mate para endulzar las clases.
  • El tío Pepe tiene la parrilla lista, siempre, para cuantos quieran sentarse a su generosa mesa. 
Y así, la lista sigue...
                              y sigue...
                                         y sigue...
                                     
                                            Dear God, give us this day our daily bread.
                                                                       Amen.

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