sábado, 30 de abril de 2016

Pasta al Pesto

   ¡Salió el sol! Y claro, después de un rico desayuno y de remolonear una rato por la casa, salimos todos a caminar, a recorrer los jardines otoñales plagados de colores. Es casi Mayo, una época ideal para sentir el frío en la cara, el solcito tibio en la espalda y apreciar la paleta de tonalidades que nos regala, tan generosamente, la naturaleza.
 
   Verdes, rojo, amarillos, ocres...


 Va llegando el mediodía y el cansancio del movimiento nos invita a imaginar el almuerzo que vendrá.

   Verdes, rojos, amarillos, ocres...


   Pienso... esta bella caminata, el aire puro del sudoeste, las chicas correteando al sol... La vita è veramente bella... Entónces, ¿por qué no alimentar la premisa ancestral de il dolce far niente en nuestros platos?


   Verdes, rojos, amarillos, ocres...


¡Ya está! Vestiremos nuestra mesa y serviremos unos tallarines al pesto con tomates disecados y queso parmesano: ¡verdes, rojos, amarillos y ocres! ¡Claro que si!



Tomates disecados, nueces y
pesto genovés (traído de Italia por mi mamá y mi hermana)


 ¿Y de postre? Flan con mucho caramelo y, para los grandes, una copita de fragante Strega: poderoso liquore azafranado.




 Ah, y para cuando baje el sol, ya hemos acopiado la leña que nos dará calor.

  ¡A comer y a descansar! Ahhh... il dolce far niente...






¡Feliz Sábado de frío y sol! (Sin hacer nada...)

Primer fueguito del año

¡Hasta la próxima!

miércoles, 27 de abril de 2016

Cazuela de Pescadilla al Curry

Curry
¡Ayyy! ¡Qué fresquete! Miro por la ventana y la luna es una medalla plateada en un cielo casi negro... señal de que, verdaderamente, hace frío. Bajan las temperaturas y hay que usar poco el gas, pero hay otras formas de elevar el termómetro interior. Una propuesta muy sencilla que sube la temperatura es cocinar con curry: esa mágica y fragante mezcla oriental, abrazada por los Ingleses de manera definitiva. ¡Es que las especias son absolutamente  irresistibles!
Entonces anoche, mientras nos preparábamos para ver el episodio final de Downton Abbey, Pablo hizo una armoniosa selección de ingredientes que se fundieron en esta cazuela caliente:

Aceite de oliva
Bastante ajo fileteado
Cebolla
1kg de filet de pescadilla (muy suave y sin espinas, ideal para ofrecer a los niños)
Oporto
Sal y pimienta
Unas buenas cucharadas de curry
200 ml de crema de leche (que se recomienda agregar al final y no llevar a hervor para que no caiga pesada)

Sal rosada, regalo de nuestros amigos
 Coco y Mari
El pescado se cocina rapidísimo, así que en un ratito está lista una súper cazuela para calentar el alma y despedirnos de los dorados años 20, de la mano de los Crawleys, Granthams y Carsons. By the way, ¡ellos sí que sabían comer! Igualmente, y con total honestidad, debo decir que la cazuela de pescadilla al curry hecha en Fátima, no tiene nada que envidiarle a sus suculentos platos nórdicos... Lo que sí vale la pena resaltar, es el ritual indiscutido de los modales en la mesa, respetados tanto por la aristocracia en su opulento comedor, como por la servidumbre en el subsuelo de Downton Abbey. Los modales dignifican, no importa cuán sencillos sean la mesa y sus comensales.

Cazuela de pescadilla al curry
  Para el anecdotario... Mi hija mayor, Justina, de 9 años, es una lectora voraz. Es un ser sumamente curioso. Lee todo lo que se le cruza. Siempre. Una noche, durante la cena, luego de observarla comer con los codos abiertos y llamarle la atención repetidas veces, se me ocurrió el remedio a la antigua usanza: le coloqué una revista debajo de cada brazo para demostrarle que podía comer sin invadir el espacio ajeno. Al cabo de unos minutos, vuelvo a mirarla y ya no estaba comiendo. ¡Estaba concentrada, leyendo (como podía) la revista que todavía sostenía debajo de su brazo!

Les deseo una hermosa y fresca semana, sazonada con las especias más calientes que puedan encontrar.

¡Hasta la próxima entrada!

domingo, 24 de abril de 2016

Las Bruschettas de mi Abuelo

   La inmigración Europea a Buenos Aires trajo consigo una enorme creatividad culinaria como consecuencia de la necesidad imperiosa de subsistir. El resultado es una apreciable variedad de platos que hoy forman parte del patrimonio cultural de cada familia y, de manera transitiva, de nuestro país.
   En estos días, en particular, las memorias de mi abuelo materno abundan más que nunca en mi corazón, ya que es el mes de su natalicio. Un ser delicioso, entrañable, encantador. Quienes lo hayan conocido podrán dar fe de que fue así: un fuera de serie absoluto. Su origen genovés, por parte de madre, le dio un distintivo color rojo profundo a sus cabellos. Como buen colorado, su picardía era infinita...
Jerry Donati
   Los genoveses del barrio porteño de La Boca han aportado maravillas culinarias. Pero éstas maravillas tienen la característica primordial de la sencillez. Sí, ingredientes sencillos, al alcance de sus apretados bolsillos, combinados con enorme gracia, cariño, creatividad y esfuerzo dieron como resultado los "boccattos" más sustanciosos. Esos "boccattos", al saborearlos o simplemente olerlos, instantáneamente nos remontan al hogar y a lo más íntimo y profundo de nuestro ser. Evocan a esos seres arrancados del viejo continente, trasplantados y mezclados en esta tierra nueva y fértil colmada de desesperada esperanza...
   Muchos podrán hablar de "las recetas de la abuela". Yo voy a hablar de las "bruschettas de mi abuelo Jerry Donati". Mi abuelo "Pampa" (nombre que le di de pequeñita al no poder decir "Grandpa").

   De chica, solíamos pasar nuestros veranos en familia en la costa atlántica bonaerense. Y en alguna de las tantas tardes en que la brisa se convierte en viento colmado de arena y humedad marina, a la hora en que el hambre brota tras repetidas caminatas y zambullidas, Pampa se acercaba tímidamente a la cocina. En instantes, nos agolpábamos detrás de él, porque sabíamos lo que venía: sus famosas bruschettas. Pero no vayan a creer que esta delicia constaba de una sofisticada elaboración (proporcional a su éxito indiscutido). No. Todo lo contrario. Eran las bruschettas más sencillas y más sabrosas. Tenían la sencillez del inmigrante genovés, heredada de otros tiempos. En tiempos de necesidad, la sencillez llenaba la cocina de aroma, llenaba las panzas vacías y llenaba el alma del inmigrante. Y para nosotros, con ese placentero cansancio playero, las bruschettas de Pampa eran, ni más ni menos, que esa caricia al alma. Panza llena, corazón contento...
   Cabe aclarar que las bruschettas no duraban ni un instante en el plato. Las devorábamos con afán ni bien salían de las manos de mi abuelo.

Aquí va la receta:

Ajo
Pan Francés
Aceite
Sal

Cortar el pan francés en rodajas y tostarlas. Frotar cada tostada con un diente de ajo cortado a la mitad. Humectar con aceite y agregar una pizca de sal.
¡Ah! Como diría Sabatino Arias, se recomienda que todos los comensales compartan el sabor del ajo simultáneamente.

¡A probarlas!

Mmmm... lista para comer
  Y mientras escribo y sueño con los alimentos que van de puertos a mares y de mares a puertos, escucho la voz de Pablo que, casi leyendo mi mente, me formula una pregunta que considero retórica en cualquier circunstancia: -¿Hacemos una cazuela de mariscos?
He aquí el resultado...

Mezclando con el arroz

Acompaña un Torrontés Salteño

¡Hasta la próxima!



martes, 19 de abril de 2016

Mate y Torta Frita - Bien Criollo

""No se ha de llover el rancho en el que este libro esté" -podríamos decir parafraseando a José Hernandez-, porque los horcones y la cumbrera del rancho espiritual que nos cobije no pueden ser otros que las viejas voces de la tierra -siempre renovada- que nos dan testimonio de la singularidad de nuestro destino."
Así comienza el prólogo para un libro gaucho escrito por Fernando García Della Costa. El libro se llama "Antología de la Poesía Gaucha". Dos tomos. Tapas de madera y pictografías originales. Simplemente, una joya.


Sigue la lluvia en Buenos Aires y hay que seguir creativos. Entónces, viajamos hasta la Capital porteña y recorremos sus calles, paraguas en mano.
Entramos en una pequeña disquería que habita la calle Santa Fé desde siempre, esas que venden música que no se escucha en las radios. Lo que suena es una cantante francesa con una estilo siglo XX encantador. Nos la llevamos y sabemos que el viaje de vuelta a casa va a tener esa melodía Gálica. Al salir, la lluvia nos da un impasse y nos permite admirar la arquitectura porteña. Incorporamos la vista deliciosa de los Petit Hotel y edificios emblemáticos a nuestro paseo citadino. Entramos, luego, en una librería de esas con muchas mesas repletas de joyas nuevas y usadas. ¡Se nos van lo ojos! Por aquí y por allá, son incalculables los atractivos tomos exhibidos. Pero... siempre hay algo que brilla más en la inmensidad. Allí, en un estante perdido, vislumbramos los dos flamantes tomos de la "Antología de la Poesía Gaucha". En realidad datan de 1971, pero están intactos. Y si... ellos dos se vienen también con nosotros. Cerramos nuestro andar con unas pizzas al corte en una ochava típica.
Emprendemos el regreso, con algo de melancolía. La ciudad de Buenos Aires resulta, verdaderamente, una ciudad melancólica para quienes la hemos caminado o leído o sencillamente amamos su color local. Igualmente, los sentimientos son encontrados, ya que sentimos deseos de volver a la quietud campestre.  Buenos Aires es más bella en dosis pequeñas.

Y la llegada a los jardines de Fátima, empapados por la garúa incesante, reclama un cierre de día de lo más Gaucho. Mate, torta frita y algunas estrofas de nuestros tomos de la "Antología de la Poesía Gaucha". Amanecer porteño. Anochecer a puro placer criollo.




Se los recomiendo. Un poco de Argentinidad bien entendida hace bien al corazón.

Listos para freír
Se fríen en grasa bovina


 Hasta la próxima entrada.


viernes, 15 de abril de 2016

Torta de "Chinotto" y "Afternoon Tea"

Desde la ventana
"Rain, rain go away...
Rain, rain go away...
Rain, rain go away,
Come again another day,
Rain, rain go away,
All the children want to play..."

Y sí, la lluvia no cesa... ¿Qué mejor que ponerse creativos en la cocina? ¿Qué mejor que rodearse el paladar con sabores y texturas y, ya que estamos, remontarnos con la imaginación a tierras lejanas?
Una típica tarde Británica, como la de hoy en Buenos Aires, invita a un reconfortante "afternoon tea", pero... ¿porqué no acompañarlo con una exquisitez que tenga el sabor de las soleadas plantaciones de cítricos de la campiña Italiana?

"Chinotto" de nuestra planta
Esta receta incluye una de mis conservas favoritas: quinotos en almíbar. "Chinotto". Esta torta sencilla tiene la frescura de ese dulce amargor ambiguo. Endulza, pero no empalaga. Y mientras organizo los utensillos e ingredientes en la mesada, me pregunto... ¿Habrá salido hoy el sol en la bella Toscana? ¿O será una jornada húmeda y lluviosa en Venecia?  

Hongos
Concluyo en que lo único que sé con certeza es que es viernes y que afuera llueve copiosamente, pero ¿Qué importa si podemos compartir, combinar y convidar una buena taza de "afternoon tea" acompañada de la simpleza de esta delicia suave y cítrica hecha en casa?

Antes de pasar la receta y sentarme a disfrutar de esta merienda que funde Italia con Gran Bretania, los invito a cerrar un día más de lluvia con la música de Norah Jones, quien en su tema "Come Away With Me", dice:

One more step to get Home
"And I want to wake up with the rain,
Falling on a tin roof,
While I'm safe there in your arms..."

Receta:


  • Mezclar un pote de crema de 200gs (el cual voy a utilizar como medida) con un pote de azúcar común.
  • Mezclar, alternando y siempre terminando con harina, 1 pote de harina leudante y 2 huevos batidos a tenedor. 
  • Agregar unos quinotos en almíbar cortados a cuchillo, junto con una cucharada del almíbar.
  • Verter en un molde (flanera) enmantecado y enharinado y llevar a horno medio-suave por 40 minutos (siempre dependiendo de cada horno).
  • Desmoldar cuando haya templado y espolvorear con azúcar impalpable.
  • Disfrutar con un buen "afternoon tea" y compartir con tus seres queridos.



Lista!

Regalo de mi querida amiga Caro

 ¡Qué la lluvia los inspire!



miércoles, 13 de abril de 2016

Special, Spicy Marmalade

   La preparación de conservas es una actividad culinaria que me fascina llevar a cabo. Cada año, al final del verano, comienzo a clasificar frascos y a organizar mi amplio especiero. La cocina tiene ciclos, y este, resulta uno de mis favoritos.
   Si bien suelo comenzar esta actividad en febrero, la preparación de conservas en casa se extiende hasta entrado el otoño. Berenjenas en escabeche, ajíes en vinagre, algunas mermeladas de estación y chutney (que estacionaré para consumir a mediados de otoño y durante todo el invierno) están en la lista de las primeras conservas del año. Más adelante, vendrán los quinotos (de nuestra propia planta) en almíbar y al whisky, mandarinas también en almíbar y licores de cítricos varios, incluyendo el clásico de limón (también de nuestra planta), of course. Finalmente, llegan las aceitunas que recogemos cerquita de casa y preparamos en aceite o en salmuera.
   Hace poquito, preparé una mermelada muy especial, ya que, si bien me quedé con algún frasquito, la preparé con la intención de regalar. Regalar una conserva, para mi, es regalar un pedacito de mi hogar y mi cultura culinaria.
   En este caso, es la cultura Inglesa la que le da un toque distintivo a mis mermeladas, herencia de mi adorada abuela materna, Granny, quien no concebía la cocina sin sus especias. Cakes, muffins, biscuits, pies, puddings... todos llevaban canela, clavo de olor, jengibre y nuez moscada, indefectiblemente.

Special, Spicy Marmalade.

Para esta mermelada utilicé:
Fruta: peras, duraznos, duraznos blancos y pelones.
Especias: canela, clavo de olor, jengibre, nuez moscada.
Azúcar blanca.
  • La preparación comienza al anochecer, lavando bien la fruta en la canilla y desprendiendo parte de la cáscara con las manos. No es necesario sacar toda la cáscara, al contrario.
  • Cortar la fruta en cubos pequeños. Descartar corazón y carozos.
  • Colocar una capa de fruta en la olla y cubrir con azúcar. Repetir el procedimiento, terminando siempre con azúcar. 
  • Agregar las especias y mezclar. La canela puede usarse en cantidad (una cucharada o más). El resto de las especias deben usarse con discreción. Recomiendo una cucharadita de clavo de olor molido, una pizca de jengibre molido y un poco de nuez moscada rallada en el momento. La cantidad de especias podrá regularla el cocinero en próximas preparaciones.
  • Dejar reposar hasta la mañana siguiente. (en la heladera si es una noche calurosa).
A la mañana comienza el mejor momento: la cocción. La cocina se endulza y ya todos preparan la cuchara. Pero falta.
  •  Llevar la olla a fuego fuerte hasta que hierva y luego bajarlo a moderado para que cocine a una buena temperatura, pero sin que se queme. Revolver frecuentemente con cuchara de madera.
  • Cuando haya pasado cerca de una hora, la preparación ya debe haber espesado. (Se puede llevar una cucharadita de mermelada a un plato y enfriar. Si se forma un surco al pasar en dedo por la mermelada, ¡ya está!). (Si uno cuenta con un termómetro de cocina, se puede chequear que haya superado los 100 grados).
  • Finalmente, enfrascar en recipientes limpísimos con alcohol, cerrar para que haga vacío y pasteurizar para poder conservar fuera de la heladera. (hervir los frascos por lo menos 5 minutos).


   Ojalá prueben esta bella receta que endulza y perfuma los desayunos y meriendas familiares. No hay nada más bello que un frasco lleno del amor de mamá. O de papá. O de quién se atreva a prepararlo.

Que tengan una hermosa semana.


lunes, 11 de abril de 2016

Roast Beef Sencillo y Otoñal

  Hoy, Domingo, Pablo se pone el delantal en casa y prepara un sencillísimo y otoñal roast beef a la olla de hierro.
   La carne, sazonada con sal, pimienta y Garam masala, con cebollitas, zanahorias, ajo, un buen caldo de carne y oporto. Acompañan papines al natural. ¿Qué más se puede pedir?
 

A todo vapor



 Después de la siesta, la final del Masters de Augusta, las sobras de la torta de ayer y empanaditas de membrillo y batata.
   Mientras Pablo admira los swings, drives, chips y putts, yo admiro las azaleas, nandinas, magnolias y glicinas de la magnífica Augusta.

   Sheer bliss on a still rainy weekend!


domingo, 10 de abril de 2016

Spicy Cake

   Es Sábado a la tarde y llueve. En pocos instantes la casa se inunda de vocecitas agudas y yo, entonces, decido inundar la casa con aroma a especias. 
   El arcón de los disfraces se desempolva y las habitaciones de las niñas desbordan de fantasía. Yo, en mi cocina, despliego lo propio y la magia comienza a actuar.
   La torta especiada es el sabor de mi Granny. Cada reunión familiar o visita a su departamento de Perú y Belgrano tenían ese sabor, y como su mundo era el mundo de la fantasía, hoy, Sábado de lluvia, se plasman como espejo en mi hogar. 

Clavo de olor, canela, nuez moscada y jengibre
  
Aquí, la receta (versión de queso blanco): 
  
  •   Precalentar el horno a temperatura moderada. Enmantecar y enharinar un molde.
  • Mezclar un pote de 300gs de queso blanco (el cual voy a usar como medida) con 1 pote de azúcar común. Luego agregar (alternando y siempre empezando y terminando con harina) 1 pote de harina leudante tamizada con 3 huevos batidos a tenedor. (Granny le solía agregar un pinch de polvo de hornear). Y ahora las especias: 1cdita de canela molida, 1/2 cdita (o menos) de clavo de olor molido, una pizca de jengibre molido y un poco de nuez moscada rallada en el momento. Mezclar bien y verter en el molde.
  • Llevar al horno durante 25 minutos o más (dependiendo de cada horno). 
  • Cuando esté lista, espolvorear con azúcar impalpable.
    La mesa lista para las pequeñitas

    El color se lo dan las especias

    Mi Bianquita le hace honor a la torta


    Enjoy your weekend!
     

sábado, 9 de abril de 2016

Recuerdo de Mucho Tiempo Atrás

   Y hablando de viajes de otros tiempos y de menúes excelsos, ¿por qué no remontarnos a épocas todavía anteriores? El 10 de Abril de 1912, hace ya 104 años, zarpaba por primera y última vez el recordadísimo Titanic. Y si de arte culinario de abordo se trata, ¿qué mejor símbolo de lujo y extravagancia que el comedor de primera clase de semejante embarcación? Tal vez fue demasiado...  Tal vez el majestuoso Titanic superó toda la belleza y la fineza posible de este mundo... Sin embargo, su hundimiento no detuvo ni intimidó el nacimiento y desarrollo del turismo en transatlánticos.
   En 1949 nace "Polvani Tours" en la próspera Buenos Aires de mediados de siglo XX, fundada por el inmigrante recién arribado Fortunato Polvani. Mis bisabuelos maternos, ambos argentinos, pero de origen genovés y piamontés (él, gerente del London Bank y ella, maestra), realizaron un viaje en el transatlantico de Polvani durante estos inolvidables años de empuje y esplendor. Desafortunadamente, no cuento con detalles de este viaje, pero sí cuento con un extraordinario memento que conservo con especial apego. Este exquisito pimentero fue un obsequio de "POLVANI - GÉNOVA" a sus pasajeros. ¿Qué mejor recordatorio de las delicias saboreadas en este magnífico tour a través del océano con destino a la Génova de sus padres y abuelos?
   Cada vez que veo ese pimentero en mi cocina pienso en qué habrán sentido, qué habrán degustado, cómo habrán vivido cada velada en el gran comedor del transatlántico... ¡Cuántas fantasías me ofrece ese pimentero al contemplarlo! ¡Qué gran inspiración me provoca a la hora de combinar los sabores del Viejo Continente!
   Para cerrar, quiero agregar que, haciendo un poco de browsing, descubrí con asombro que Polvani Tours sigue existiendo. En su página web cuenta su historia con orgullo nostálgico y la acompaña con fotos entrañables.
   Sigamos recordando... y soñando... y cocinando... siempre.



                                                                         Sellos


El pimentero en el comedor diario de la cocina

Mis bisabuelos Juan y Rosie con Tiggie, mi mamá
Detalles en dorado
Imágenes del comedor de 1ra clase del Titanic

Salón de 1ra clase del Titanic
   ¡Qué bello es sazonar la vida con un poco de historia de nuestras raíces!
Hasta la próxima entrada.

martes, 5 de abril de 2016

Recuerdo de Otros Tiempos

   Cuando mi marido tenía 12 años (nació en 1971, así que saquen sus propias conclusiones), realizó un viaje familiar a Europa. Como buena familia del norte de Italia y del sur de Austria, el recorrido incluyó ambos países, Holanda, Francia y Suiza.
   Las anécdotas culinarias, según me cuentan, son incontables. Mi suegro (a quien lamentablemente no llegué a conocer) fue un amante incondicional de la buena comida y Norma Gioconda María, su mujer, cumplió prácticamente todos sus deseos. Pero esa es otra historia...
Portada del menú
   Lo que hoy quiero compartir es el recuerdo de los viajes de otros tiempos. Un viaje en avión en los setenta o los ochenta, desplegaba un "estilo" muy particular. No es mi intención expresarme en detrimento de los actuales servicios de alimentos y refrescos de las aerolíneas, ya que hay para todos los gustos dependiendo, claro, de la capacidad del bolsillo del viajante. Pero allá por, esas épocas, la aerolínea VARIG surcaba los cielos internacionales. Me imagino una escena similar a la de Leonardo Di Caprio con su traje de piloto, circulando por el aeropuerto en cámara lenta, escoltado por esbeltas y sofisticadas azafatas, en la película "Atrápame si Puedes"... en esos viajes colmados de encanto y estilo se ofrecía, ni más ni menos, que un menú impreso, con portadas de pinturas diversas, para cada uno de los pasajeros.
   Afortunadamente, todavía conservamos el menú que le ofrecieron a Pablo de 12 años en VARIG en su viaje familiar a Europa. No solo lo conservamos, si no que también lo exhibimos con añoranza y cariño por los tiempos pasados... que seguramente fueron mejores... o no... cada uno podrá juzgarlo.


Exquisitos platos dignos de un restaurant
Pablo, Norma y Cecilia en Venecia



Menú exhibido en la chimenea de casa
Have a great day.